SINOPSIS DEL INFORME

El rock español no está muerto.

Pero tampoco está donde solía estar.

Sigue moviendo cerca de 200 millones de euros al año, llenando festivales, vendiendo vinilos, sosteniendo un catálogo con valor creciente y manteniendo una base de público profundamente fiel.

A la vez, arrastra un desequilibrio generacional evidente, una pérdida de visibilidad en la conversación mediática, un circuito de salas debilitado y una capacidad limitada para atraer a los menores de 25 años.

Este informe radiografía el estado real del rock en España en 2025: sus cifras, sus audiencias, sus fortalezas, sus fracturas y los movimientos que marcarán su próxima década.

Los datos muestran una verdad incómoda y poderosa:
 

• El rock es económicamente sólido, gracias a festivales, catálogo y público fiel.

• Pero culturalmente vulnerable, porque su relevo generacional no está garantizado.

• Es un género con impacto territorial, que sostiene empleo, turismo y economía local.

• Es una escena subestimada, cuyo patrimonio musical está muy lejos de estar plenamente explotado.

• Y es un ecosistema en un punto de inflexión, entre consolidarse como patrimonio estable o renacer con una nueva ola.
   

El rock español tiene una ventaja que otros géneros no poseen: vive en la memoria colectiva.

Eso hace que no pueda desaparecer. Pero que tampoco pueda conformarse.

La década 2025–2035 decidirá si el rock se queda como un legado cultural o si vuelve a convertirse en una fuerza generacional y creativa con impacto en directo, en catálogo y en la conversación social.

Este informe no pretende defender ni atacar al rock, pretende entenderlo. Y, a partir de los datos, mostrar que su futuro no está escrito… pero sí está en juego.

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